El cabello está en nuestras cabezas para algo más que para
vernos bien. El cuerpo tiene una razón para cada parte de sí mismo.
Decía Yogi Bhajan “Nuestra moda del cabello puede ser sólo
una tendencia, pero si investigamos podemos descubrir que nos hemos estado
privando de una de las más valiosas fuentes de energía para la vitalidad humana. ”
Podemos, por tanto, comprender que la historia de Sansón en
la biblia encierra más sabiduría iniciática de la que podría tener una simple
fábula.
Experimentos con rastreadores a los que se les cortó el pelo
al estilo militar revelaron las dificultades con que se encontraban a la hora
de “sentir” al enemigo y acceder a su “sexto sentido”, su “intuición”, sus
sentidos dejaban de ser fiables, no podían “leer” las señales más sutiles, ni
acceder a información extrasensorial de tipo sutil.
Durante el día, el pelo absorbe energía solar, pero por la
noche absorbe energía lunar. Mantener el cabello recogido hacia arriba durante el día y suelto por la noche ayuda en este proceso. Trenzar el pelo por la noche nos
ayuda a equilibrar nuestro campo electromagnético.
Las canas ayudan a absorber mayor cantidad de luz y compensar así el envejecimiento.
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El cabello
es la manifestación física de nuestros pensamientos y una extensión de
nosotros mismos; lo mismo sucede con los pensamientos de la madre
Tierra, podemos ver el constante crecimiento de su cabello de hierba;
mismos que desde tiempos ancestrales fueron usados por los pueblos
indígenas con fines medicinales y rituales. Ellos han usado el cabello
de la tierra en sus ceremonias con fines de curación física y espiritual
o en rituales que ellos consideraban sagrados.
Nuestro cabello es la extensión física de nuestros pensamientos, nos brinda la dirección a lo largo de nuestra vida; cada uno de nuestros cabellos nos representa a nosotros mismos, son puntos de conexión fuertes tanto de nuestro cuerpo como de nuestro espíritu según los pueblos indígenas. En todos los pueblos de la tierra existen cuentos o leyendas en donde el cabello juega un papel crucial en el destino de los protagonistas, por ejemplo aquellas historias que cuentan sobre los hechiceros o brujas que emplean el cabello de una persona para causarle daño, aunque no es el cabello en sí lo que usan para ese propósito sino las emociones que lleva dentro.
En muchos países del mundo los hombres y mujeres de sabiduría han llevado el cabello largo; en cambio en los lugares donde se ha presentado la tiranía en cualquiera de sus formas el cabello corto ha sido obligatorio y este, junto a otros factores ha culminado con la derrota espiritual y física de los pueblos.
El cabello tiene su propio lenguaje y carácter, y la forma en que sea peinado es sumamente importante para quién lo porte:
La raya en medio representa la alineación del pensamiento, la trenza la unidad del pensamiento con el corazón, el cabello suelto significa seguridad y el cabello recogido convicción; aunque actualmente las personas se peinan sin conocer el significado de sus acciones, el estilo en que se use el cabello es importante, pues haciendo a un lado la vanidad o practicidad, la forma en que uno lleve el cabello repercutirá directamente sobre nuestro estado de ánimo.
Para la comunidad africana la forma de llevar el cabello representaba muchas otras cosas: El peinado en forma de trenza se hacía de forma que sirviera como mapa, tenía unas pautas que ayudaba a marcar caminos. Por ejemplo en Cartagena de Indias, cuando escaparon los esclavos y crearon el Palenque, conocido ahora como San Basilio de Palenque, las mujeres usaban los peinados para realizar mapas y recordar los caminos sin que el esclavizador se enterara o los pudiera entender. Como las mujeres y las niñas no estaban tan controladas, podían seguir el camino en ocasiones a escondidas de sus “amos”. También se utilizaban las trenzas para guardar los granos de maíz de las explotaciones, así nadie las vería y ellas podrían sacarlo de las plantaciones y poder cultivarlo para ellas.
Por estos motivos el peinado en trenza es algo más que comodidad o estética, sino que tiene una fuerte simbología en cuanto a la identidad afro.
Adentrándonos al pensamiento de los pueblos indígenas encontraremos que la forma de llevar peinado el cabello era de suma importancia, pues de esta manera se describía y anunciaba su participación en diversos eventos: matrimonio o guerra, alegría o duelo. A través del cabello y los tocados que se llevaba sobre él se podía saber la madurez de las personas, su estatus en la sociedad o los tiempos de paz y guerra.
Los peinados eran como las estaciones; cambiaban en ocasiones públicas, privadas y ceremoniales. El cabello representaba los pensamientos y el estado espiritual del individuo; mostrando los vínculos y la unidad espiritual de su familia y definiendo la armonía cultural y el alineamiento espiritual de su comunidad.
El cabello representaba los estados de la naturaleza, fluían en línea recta como las cascadas o eran ondulados como el agua del río. A los niños indígenas se les enseñaba a lavar y enjuagar el cabello. El cuidado de sus cabellos era tan importante como el mantenimiento de su salud física y espiritual; también se les enseñaba a crear los peinados rituales usando madera, huesos, plumas o piedras como tocados.
Las mujeres indígenas de los pueblos nativos del norte del continente usaban como peine uno de los huesos de la cola del puerco espín colocándolo sobre un mango de madera y sujetándolo con pequeñas tiras de piel trenzadas. Ellas creían que al peinarse el cabello todos los días le daban fluidez a sus emociones y pensamientos.
El cabello que se caía o quedaba acumulado en los peines era recogido y mantenido en una bolsa; al llegar la luna llena las mujeres se reunían en una ceremonia y ofrecían el registro de sus sentimientos e ideas acumuladas en el cabello caído a los espíritus del fuego, tierra y aire para que fueran bendecidos; posteriormente las ofrendas de cabello eran colocadas en el fuego sagrado y los pensamientos y emociones de cada una de ellas se elevaban junto a sus oraciones a través del humo y el viento hasta llegar a la luna.
Para los pueblos indígenas el cortar el cabello no sólo representaba el corte de la corriente de su pensamiento sino en algunos casos una deshonra. Un guerrero con el cabello cortado en la batalla no tendría lugar en el seno de sus ancestros, pues no tenía alma, ni recuerdos, ni corazón. Automáticamente se convertiría en un espíritu gris atrapado entre los mundos. En las enseñanzas de muchas tribus indígenas el cortar el cabello representaba un proceso de duelo o la proximidad con la muerte. El cabello era un elemento místico en todas ellas. No permitían que nadie tocara su cabello sin su permiso.
Entre el pueblo mexicano algunas mujeres llevaban rapado el medio de la cabeza, otras lo llevaban trenzado y peinado hacia arriba, mientras las puntas de sus trenzas semejaban pequeños cuernos que sobresalían de sus frentes, sólo las prostitutas lo llevaban suelto, y usaban lodo y xiuhquílitl para oscurecerlo. A excepción de ellas y en distintos pueblos indígenas de México el color y número de listones que usaban en sus trenzas representaban la soltería o el matrimonio.
Los hombres sin embargo, y dependiendo de su edad y profesión, podían llevarlo de distintas formas: Los hombres que no servían en la guerra llevaban los cabellos largos al hombro con un fleco al frente, los guerreros -dependiendo de su grado- llevaban un arreglo distintivo a forma de tocado. Desde que nacían hasta los ocho o nueve años llevaban el cabello corto, al cumplir los diez se les dejaba crecer un mechón de pelo en la nuca llamada mocuexpaltia.
Llegando a la adolescencia su cabellera ya era larga, y si a esta edad eran capaces de capturar a un enemigo, ya sea solos o con la compañía de alguien, se les cortaba ese mechón como símbolo de su logro. Pero se le dejaba crecer un mechón sobre la sien derecha que con el tiempo cubría la oreja. Dependiendo del número de cautivos que hacían se les recompensaba con diferentes adornos que demostraban su poder y valentía.
Como podemos ver, el cabello era de suma importancia para los pueblos indígenas por muchas razones, y aunque en la actualidad tales prácticas han desaparecido casi por completo, nunca es demasiado tarde para re-aprender y re-aprehender todo aquello que nuestros ancestros nos han enseñado.
Nuestro cabello es la extensión física de nuestros pensamientos, nos brinda la dirección a lo largo de nuestra vida; cada uno de nuestros cabellos nos representa a nosotros mismos, son puntos de conexión fuertes tanto de nuestro cuerpo como de nuestro espíritu según los pueblos indígenas. En todos los pueblos de la tierra existen cuentos o leyendas en donde el cabello juega un papel crucial en el destino de los protagonistas, por ejemplo aquellas historias que cuentan sobre los hechiceros o brujas que emplean el cabello de una persona para causarle daño, aunque no es el cabello en sí lo que usan para ese propósito sino las emociones que lleva dentro.
En muchos países del mundo los hombres y mujeres de sabiduría han llevado el cabello largo; en cambio en los lugares donde se ha presentado la tiranía en cualquiera de sus formas el cabello corto ha sido obligatorio y este, junto a otros factores ha culminado con la derrota espiritual y física de los pueblos.
El cabello tiene su propio lenguaje y carácter, y la forma en que sea peinado es sumamente importante para quién lo porte:
La raya en medio representa la alineación del pensamiento, la trenza la unidad del pensamiento con el corazón, el cabello suelto significa seguridad y el cabello recogido convicción; aunque actualmente las personas se peinan sin conocer el significado de sus acciones, el estilo en que se use el cabello es importante, pues haciendo a un lado la vanidad o practicidad, la forma en que uno lleve el cabello repercutirá directamente sobre nuestro estado de ánimo.
Para la comunidad africana la forma de llevar el cabello representaba muchas otras cosas: El peinado en forma de trenza se hacía de forma que sirviera como mapa, tenía unas pautas que ayudaba a marcar caminos. Por ejemplo en Cartagena de Indias, cuando escaparon los esclavos y crearon el Palenque, conocido ahora como San Basilio de Palenque, las mujeres usaban los peinados para realizar mapas y recordar los caminos sin que el esclavizador se enterara o los pudiera entender. Como las mujeres y las niñas no estaban tan controladas, podían seguir el camino en ocasiones a escondidas de sus “amos”. También se utilizaban las trenzas para guardar los granos de maíz de las explotaciones, así nadie las vería y ellas podrían sacarlo de las plantaciones y poder cultivarlo para ellas.
Por estos motivos el peinado en trenza es algo más que comodidad o estética, sino que tiene una fuerte simbología en cuanto a la identidad afro.
Adentrándonos al pensamiento de los pueblos indígenas encontraremos que la forma de llevar peinado el cabello era de suma importancia, pues de esta manera se describía y anunciaba su participación en diversos eventos: matrimonio o guerra, alegría o duelo. A través del cabello y los tocados que se llevaba sobre él se podía saber la madurez de las personas, su estatus en la sociedad o los tiempos de paz y guerra.
Los peinados eran como las estaciones; cambiaban en ocasiones públicas, privadas y ceremoniales. El cabello representaba los pensamientos y el estado espiritual del individuo; mostrando los vínculos y la unidad espiritual de su familia y definiendo la armonía cultural y el alineamiento espiritual de su comunidad.
El cabello representaba los estados de la naturaleza, fluían en línea recta como las cascadas o eran ondulados como el agua del río. A los niños indígenas se les enseñaba a lavar y enjuagar el cabello. El cuidado de sus cabellos era tan importante como el mantenimiento de su salud física y espiritual; también se les enseñaba a crear los peinados rituales usando madera, huesos, plumas o piedras como tocados.
Las mujeres indígenas de los pueblos nativos del norte del continente usaban como peine uno de los huesos de la cola del puerco espín colocándolo sobre un mango de madera y sujetándolo con pequeñas tiras de piel trenzadas. Ellas creían que al peinarse el cabello todos los días le daban fluidez a sus emociones y pensamientos.
El cabello que se caía o quedaba acumulado en los peines era recogido y mantenido en una bolsa; al llegar la luna llena las mujeres se reunían en una ceremonia y ofrecían el registro de sus sentimientos e ideas acumuladas en el cabello caído a los espíritus del fuego, tierra y aire para que fueran bendecidos; posteriormente las ofrendas de cabello eran colocadas en el fuego sagrado y los pensamientos y emociones de cada una de ellas se elevaban junto a sus oraciones a través del humo y el viento hasta llegar a la luna.
Para los pueblos indígenas el cortar el cabello no sólo representaba el corte de la corriente de su pensamiento sino en algunos casos una deshonra. Un guerrero con el cabello cortado en la batalla no tendría lugar en el seno de sus ancestros, pues no tenía alma, ni recuerdos, ni corazón. Automáticamente se convertiría en un espíritu gris atrapado entre los mundos. En las enseñanzas de muchas tribus indígenas el cortar el cabello representaba un proceso de duelo o la proximidad con la muerte. El cabello era un elemento místico en todas ellas. No permitían que nadie tocara su cabello sin su permiso.
Entre el pueblo mexicano algunas mujeres llevaban rapado el medio de la cabeza, otras lo llevaban trenzado y peinado hacia arriba, mientras las puntas de sus trenzas semejaban pequeños cuernos que sobresalían de sus frentes, sólo las prostitutas lo llevaban suelto, y usaban lodo y xiuhquílitl para oscurecerlo. A excepción de ellas y en distintos pueblos indígenas de México el color y número de listones que usaban en sus trenzas representaban la soltería o el matrimonio.
Los hombres sin embargo, y dependiendo de su edad y profesión, podían llevarlo de distintas formas: Los hombres que no servían en la guerra llevaban los cabellos largos al hombro con un fleco al frente, los guerreros -dependiendo de su grado- llevaban un arreglo distintivo a forma de tocado. Desde que nacían hasta los ocho o nueve años llevaban el cabello corto, al cumplir los diez se les dejaba crecer un mechón de pelo en la nuca llamada mocuexpaltia.
Llegando a la adolescencia su cabellera ya era larga, y si a esta edad eran capaces de capturar a un enemigo, ya sea solos o con la compañía de alguien, se les cortaba ese mechón como símbolo de su logro. Pero se le dejaba crecer un mechón sobre la sien derecha que con el tiempo cubría la oreja. Dependiendo del número de cautivos que hacían se les recompensaba con diferentes adornos que demostraban su poder y valentía.
Como podemos ver, el cabello era de suma importancia para los pueblos indígenas por muchas razones, y aunque en la actualidad tales prácticas han desaparecido casi por completo, nunca es demasiado tarde para re-aprender y re-aprehender todo aquello que nuestros ancestros nos han enseñado.
Fuente: Paola Klug