Camino de transformación

Camino de transformación
La Luz siempre vibra en una frecuencia muy alta. Conforme nuestros cuerpos y órganos se armonizan nos hacemos canales más puros y se producen cambios casi imperceptibles al principio, pero luego de forma más consciente con la purificación y la curación que experimentamos sucesivamente y según lo que necesitamos. El Amor y la luz han de ser inseparables para que podamos sanar lo más profundo en nosotros... todas nuestras heridas multidimensionales. Hay muchos caminos para trabajar la luz y todos tenemos de forma latente unos dones particulares para ello.... Yo siempre digo que al igual que en el plano material de la tierra trabajamos para nutrirnos, en los planos sutiles energéticamente también es así. Es inevitable sentir que uno tiene algo que hacer y buscar sin saber el qué, donde y como. Lo primero para empezar a recordar es hacerse consciente de ese anhelo y aceptar los signos y las señales que te irán despertando y guiando a lo largo del camino de transformación. Recuerda que la energía no se destruye... se transforma y refina, conforme la trabajamos en nosotros nos sincronizamos, nos conectamos y nos alineamos con ella. Como otras tantas técnicas el Reiki es un camino sencillo para iniciarse en el manejo de las energías y empezar a ofrecer un servicio útil al mundo. Yo tengo la maestría en varias técnicas. Para quien le vibre este método y contactar conmigo puede enviarme un e-mail a aymeluzyan@ymail.com.

*LA FUERZA DEL AMOR

VIDEO PRECIOSO QUE NOS HABLA SOBRE LA FUERZA DEL AMOR... NO TIENE DESPERDICIO. AL FINAL LA BASE DE TODO ARREBATO ES EL DESCONTENTO POR LA INSEGURIDAD QUE PRODUCE LA FALTA DE AMOR... EN UN INTENTO DE PROTEGERNOS LO BUSCAMOS FORZANDO SITUACIONES CON METODOS ERRONEOS. ¡MARAVILLOSA Y ESCLARECEDORA TECNICA PARA REPARAR DAÑOS, TRANSFORMANDO EL DOLOR Y TRANSMUTANDO LA IRA...!!! ¿QUE OPINAIS...?

miércoles, marzo 10

Vamos hacia la luz

El camino después de la muerte es simple: vamos hacia la luz, sin juicios ni condenas. Mucho menos existe el castigo del fuego eterno por las posibles faltas cometidas en la pasada por el planeta. No hay nadie esperándonos para enjuiciarnos y someternos al castigo presunto. En la vida hacemos lo que hacemos por alguna buena y bendita razón, ya que nada es al azar y todo tiene una causa. Cuando el cuerpo se muere, aquello que somos de verdad, lo que no muere nunca, va hacia la luz. En una muerte traumática puede suceder que el alma se fragmente y un trozo de ella se quede en este plano, sin aceptar la condición de muerte física. Una muerte traumática puede ser un accidente, un asesinato, una agonía por enfermedad crónica, pasar por el estado de coma sin recobrar la conciencia, suicidio o aborto, entre algunas. Cuando sucede esto el trozo del alma que se queda puede deambular sin destino, sumido en las emociones producto de la experiencia vivida, en un plano paralelo al que vemos, tocamos y mensuramos. En este espacio puede suceder que esa alma sea esclavizada por energías oscuras y enviada entonces a producir algún daño físico, material, emocional o afectivo al destinatario de la inquina del o la que paga por producir el perjuicio. Si el alma se salva de caer en las garras de alguno o alguna de estos puede buscar algún cuerpo en el cual cobijarse para obtener la energía que le permite seguir manifestándose, en un evidente estado de confusión. Es común que las almas perdidas busquen cobijo en personas que les parecen propicias para tener la existencia que piensan deben tener. Es habitual que almas –o trozo de alma- de niños pequeños, por ejemplo de cinco o menos años, que han muerto en accidentes caseros, de tránsito o de alguna enfermedad, se metan en algún cuerpo de un gestante, vale decir, de un nonato, una persona aún en el útero materno. Y lo hacen por su deseo de vivir, y tener una larga vida por delante, la que de ese modo se aseguran.
Hay lugares que son especialmente abundantes en almas perdidas: hospitales –por la cantidad de muertes que ahí se producen, o porque ahí llegan los recién muertos-; morgues; cementerios; bares –donde pululan las almas adictas al alcohol-; moteles –almas adictas al sexo-; estadios y conciertos de rock –almas adictas a la violencia y/o a las drogas-; hipódromos y casinos –almas adictas al juego compulsivo-; clínicas. En los hospitales los receptores de muchas de estas almas son precisamente los profesionales y personal de apoyo que ahí trabaja. Las almas poco pacíficas se sienten atraídas a campos vibratorios poco brillantes, y por eso en la antigüedad se instauró la vestimenta blanca para los médicos y enfermeras, de modo de no llamar la atención de este tipo de almas perdidas. Las almas pacíficas que se encuentran en el mayor de los desconciertos por la muerte violenta del cuerpo que les correspondía se sienten particularmente atraídas por campos vibratorios brillantes, en que el color blanco predomina, y buscan entonces forma de agarrarse a él. Los médicos, enfermeras y personal que labora en los centros hospitalarios son presa habitual de las posesiones espirituales, por la cercanía que han tenido con los pacientes que llegada la hora de partir no lo hacen porque han creado algún lazo afectivo con los tratantes. Esto se da especialmente en el caso de los crónicos. Lo mismo sucede a personas que han cuidado por mucho tiempo a enfermos terminales. Cuando el terapeuta se encuentra un alma perdida alojada en un paciente se convierte ella en el paciente primario, y al sanar ésta sana el paciente original. La sanación del alma perdida se produce cuando toma conciencia que su cuerpo original murió –por la razón que fuere- y luego de un proceso se va a la luz. Cuando ello se produce el paciente original sana a su vez, porque se ve libre de la carga emocional ajena –por ser la del alma habitante- que le afectaba. Dentro de los ejemplos que he visto en mis pacientes hay algunos que me han llamado la atención, y que relato para que el lector pueda dimensionar el efecto del fenómeno: Un paciente relata que desde hace algún tiempo vive con un grado creciente de tristeza y melancolía. Tenía como residente el alma de uno que había sido un hombre maduro muerto de un ataque al corazón, perteneciente a una congregación rígida y conservadora de una iglesia, que al momento de ver la luz y a pesar que desde ella lo llamaban algunos seres queridos decidió no irse a ella por la sencilla razón que creía que cuando llegara al destino final lo iban a juzgar o Dios, o quien Él designare, por sus actos en vida y le iban a enviar al infierno en forma directa, porque había tenido relaciones sexuales con la empleada de la casa y eso en su congregación era simplemente un pecado mortal, propio de una conducta reprochable y que merecía solamente el infierno como castigo. Como proceso terapéutico se hubo de pedir que un sacerdote de su creencia le explique que no hay castigo ni brazas ni nada, y que puede ir a la luz a gozar de la bondad y amor infinito de Dios. Una vez hecho esto el alma fue a la luz. El paciente original dejó de sentir la tristeza y melancolía, que no eran emociones propias sino del alma habitante. Una paciente relata que se siente muy cansada, con mucho sueño, y con poca energía. Tenía como residente el alma de una niñita cuyo cuerpo murió ahogado en una piscina a la edad de 4 años, y que lo que buscaba era que la paciente original jugara mucho, especialmente con su perro. Estos juegos, inducidos por la voluntad de la huésped, le consumían mucha energía. Lo más importante de este caso es que el alma de la niña entró a la paciente cuando ella estaba en el útero de su madre, antes de nacer, y desde ahí venía con ella. La paciente original consideraba los deseos de jugar como propios y no podía sospechar siquiera que eran causados por la intrusa. Una vez que la nueva paciente –el alma de la niña- hace el trabajo y toma conciencia de su situación puede irse a la luz tranquilamente. Hoy, la paciente original relata que está con mucha energía y ánimo. Hay almas perdidas que no son pacíficas, o que se van convirtiendo en molestas con el correr del tiempo, sin ser oscuras, y se convierten en un permanente calvario para el portador de ellas. Dentro de ellas están, por ejemplo, las que causan adicciones.
El alma se fragmenta, y como es energía pura un trozo de ella puede contener toda la información de ella. Por eso es que este pedazo de alma, el fragmento, trae como mochila las sensaciones, emociones y pensamientos de la vida que acaba de terminar, manifestando ellas entonces a través del cuerpo en el cual se alojan. El alma es holográfica, y un trozo de ella contiene toda la información. Los chamanes conocen técnicas para recuperar los fragmentos de almas y enviarlos a la luz. Los que no somos chamanes debemos elaborar e investigar en técnicas que permitan hacer el trabajo de sanación de modo que sane el paciente original y las almas –o fragmentos de almas- que se alojan en él, ayudándoles a ir a la Luz, que es el espacio al cual vamos todas las almas una vez que se acaba la vida, a recibir toda la bondad, la compasión y el amor infinito de Dios por nosotros, sus hijos, creados a su imagen y semejanza.
Que Dios nos bendiga a todos.




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